En el post de hoy vamos a mencionar un tema muy concreto pero que
nos permitirá empezar a vislumbrar que detrás del análisis de riesgos hay
multitud de técnicas, métodos y herramientas que han sido diseñadas para dar
respuesta a problemas de diferentes disciplinas pero que, con sus adecuados
ajustes pueden ser perfectamente válidos para otras.
En mi caso, he trabajo en numerosas ocasiones el concepto y
análisis de riesgos ambientales, pero el estudio del riesgo y sus aplicaciones en cualquier ámbito me han ocupado los dos últimos años. En este sentido, algo
que me ha sorprendido, entre otras muchas cosas, es la nula referencia a
conceptos y técnicas de los análisis de fiabilidad o supervivencia cuando
tratamos riesgos ambientales.
En concreto, uno se sorprende de que no aparezca un concepto que
podría ser de gran utilidad y que se conoce como “riesgos competitivos”.
Evidentemente, no entraré en describir los pormenores de las
técnicas concretas de análisis, pero si creo interesante que se reflexione
respecto a qué conocemos y no conocemos sobre el riesgo y su análisis y lo
limitados que estamos por los “clichés” de nuestro campo de trabajo.
Los análisis de fiabilidad y supervivencia pretenden abordar la
modelización de la variable “tiempo hasta que ocurre un evento”, siendo el
evento en el ámbito de la salud, la muerte, y en el caso de la seguridad
industrial el fallo.
Pues bien, dentro de este tipo de análisis, los modelos de riesgos
competitivos son utilizados para analizar el comportamiento de un individuo o
de un aparato/sistema, que puede fallar por diferentes causas, estudiándose
para cada unidad concreta, tanto el tiempo hasta el fallo como el tipo de
fallo.
En definitiva, estos modelos se caracterizan por estar definidos
en base a las variables t y c, siendo “t” tiempo hasta la ocurrencia del fallo
y “c” la causa del fallo.
Es importante destacar que se utiliza la palabra “fallo” de forma
particular, pero que es perfectamente válido hablar de evento en general. Es
decir, al final se trata de trabajar con una distribución conjunta que será
diseñada de una u otra forma en función del tipo de resultados buscados.
En el caso particular de los riesgos ambientales, se aborda el
problema des de la perspectiva de la “peligrosidad” del “elemento” que puede
causar el daño y podría ser interesante abordar también el problema des de la
perspectiva de la vulnerabilidad del agente receptor del daño, en el sentido de
que por ejemplo, un “hábitat”, puede perder parte de sus elementos por
diferentes causas y que en definitiva, esto no es más que la consideración de
riesgos competitivos.
Quizás a nivel de análisis de eventos que puedan darse en una
instalación concreta no tenga mucho interés, pero, a efectos aseguradores este
tipo de análisis es mucho más riguroso y de bastante más interés que la suma de
los análisis individuales.
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