jueves, 7 de agosto de 2014

Definiendo riesgo (IV). Probabilidad de sucesos.


En el post anterior definíamos evento o suceso y comentábamos lo importante de definir criterios para identificarlos, ya que el lenguaje matemático y el coloquial no tienen porque coincidir en todas las situaciones.

Recordemos que un evento o suceso es la “acción” que matemáticamente se expresa como el subconjunto de posibles resultados o “fenómenos” (las dos ilustraciones lo ejemplifican). Otra cosa, serán las consecuencias que cada resultado implique en función de lo acordado o de lo inevitable. Es decir, sacar un 6 en el lanzamiento de un dado puede tener consecuencias negativas si hemos apostado por ejemplo 10 € a que saldría un 2, y el choque de un petrolero puede tener consecuencias negativas sobre los recursos naturales si inevitablemente dicho petróleo puede causar daños a dichos recursos.


Así, imaginemos un petrolero que, navegando cerca de la costa, choca contra otra embarcación. Aquí tenemos un suceso. Es decir, uno de entre un conjunto de posibles resultados cuando un petrolero navega.

Pero éste es solo uno de los muchos resultados que pueden darse. Además, este resultado no lleva implícito el posible derrame de petróleo. Es decir, el suceso hace referencia a un accidente que luego tendrá un tipo u otro de consecuencias según las características concretas del accidente.

Comparándolo con el lanzamiento de una moneda. Llevar el barco de un punto A a un punto B, sería el evento o suceso, y el choque con otra embarcación sería el equivalente a sacar por ejemplo cara y no chocar podría ser el equivalente a sacar cruz.

Pero también podríamos decir que el evento es el choque (lanzamiento de la moneda) y que las posibles consecuencias, liberación de petróleo o no, serían las correspondientes a cara o cruz.

Y yendo un poco más allá, también la liberación de petróleo podría ser el evento y qué ésta sustancia llegara o no a la costa sus correspondientes cara o cruz.

Es decir, fuera del ámbito de los juegos simples de lanzamiento de una moneda, de un dado o de la extracción de una carta, cuando hablemos de riesgos, hablaremos habitualmente de concatenación de sucesos, y no será fácil determinar un evento concreto para unas consecuencias determinadas.

Y en su análisis, si procedemos con diligencia no habrá ningún problema, pero si por el contrario, obviamos lo que son sucesos independientes, o realizamos por defecto inferencias frecuentistas sin considerar la posible utilidad de la inferencia bayesiana cometeremos errores significativos.

Pero este último párrafo tiene que ser objeto de un desarrollo específico que iremos publicando en posteriores posts.

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