No podemos gestionar el riesgo sin saber definir objetivos.
El riesgo se define en la UNE-ISO-31000, como el
efecto de la incertidumbre sobre la consecución de los objetivos. [ISO Guía 73:2009,
definición 1.1]
Y aunque se podría suponer que el término “objetivo”
es claro, creo necesario hacer una reflexión al respecto.
La UNE-ISO-31000, contempla su aplicación para
cualquier tipo de organización, entendiendo que incluye empresas, ONG’s,
administraciones y hasta individuos, pero en este post nos vamos a centrar en
los objetivos empresariales como ejemplo.
Una muy buena definición de objetivos empresariales la encontramos en la
realizada por A.Kume, blogger en gestión de negocios que indica:
“Los objetivos de una empresa
son resultados, situaciones o estados que una empresa pretende alcanzar o a los
que pretende llegar, en un periodo de tiempo y a través del uso de los recursos
con los que dispone o planea disponer.”
Así, los objetivos quedan caracterizados por dos
grandes variables: la magnitud de los sucesos que se pretende se materialicen y
el tiempo en el que se fija el grado de consecución.
Dicho esto, el efecto de la incertidumbre puede
afectar a la magnitud del “objetivo”, al tiempo que tarda en alcanzarse, o
simplemente a lo consecución o no de éste en un tiempo determinado.
Ahora, demos un paso más. Si el riesgo es el efecto de
la incertidumbre sobre la consecución de los objetivos, y esto, debe ayudarnos
en la toma de decisiones, los objetivos deberían ser medibles y claros, pero el
efecto de la incertidumbre también. Es decir, en definitiva, nos vamos a
dedicar a medir las desviaciones que se pueden dar respecto de las predicciones
que hemos hecho sobre resultados, situaciones o estados futuros.
En este sentido, deberemos tener muy claro el tipo y
jerarquía de nuestros objetivos. Así, podemos clasificar los objetivos en base
a su jerarquía en:
- Estratégicos u organizacionales
- Tácticos “formales” o departamentales
- Operacionales o “individuales”
A su vez, cada uno de estos tres grupos de objetivos
se relacionan generalmente con un periodo de tiempo, siendo los estratégicos
considerados a largo plazo, los tácticos a medio plazo y los operacionales a
corto plazo.

Dicho todo esto, podemos
entender la gestión de riesgos como un elemento esencial de la gestión de los
objetivos, en el que todo se reduciría a maximizar el éxito en la toma
decisiones orientadas a conseguir o mejorar los objetivos preestablecidos para
un periodo de tiempo.
En posteriores entradas hablaremos detenidamente sobre
la cuantificación de los objetivos y de la incertidumbre asociada. ¿Es lo mismo
cuantificar que medir? ¿Se puede medir sin cuantificar? La idea de análisis cuantitativos,
cualitativos y semicuantitativos creo que, aunque de mucha utilidad, generará
gran confusión a la hora de fijar criterios de riesgo, determinar niveles de riesgo y realizar evaluaciones de
riesgo. Trataremos sobre el tema!!!
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